Valdés removió a un Ministro que no supo cómo enfrentar la inseguridad

El lunes asume su reemplazo El Gobernador separó a Buenaventura Duarte de la cartera de Seguridad. Adoptó la decisión horas antes de que se cumpliera un mes desde la desaparición del niño Loan. El caso despertó numerosas críticas por la labor de este ministerio y de jefes policiales que dependían del funcionario eyectado. Además, el caso canalizó el malhumor social por la creciente ola delictiva, la incapacidad de la fuerza del orden para enfrentar la problemática y la pésima implementación del nuevo Código Procesal Penal.

La Casa de Gobierno, en la mañana de ayer, fue un hormiguero. Funcionarios que entraban y salían, encumbrados dirigentes políticos del frente gobernante que desfilaban por los pasillos. En el aire se palpaba que algo iba a pasar. Y ocurrió, nomás. Minutos después de las 13, se conoció que el gobernador Gustavo Valdés separó de su cargo al hasta entonces ministro de Seguridad Buenaventura Duarte (más allá del eufemismo de que el otrora fiscal "presentó su renuncia"). Fue dos días después de la reaparición del Mandatario correntino ante los medios de prensa, oportunidad en la que dijo que trabajaban en "hacer modificaciones" cuando respondió ante los micrófonos por las críticas que debió soportar su administración por el caso Loan (hoy se cumple un mes de la desaparición del niño de 5 años en la zona rural de 9 de Julio).

A las 14:25, Valdés confirmó en la red social X (ex Twitter) que el lunes 15 de julio, en el Salón Amarillo de Casa de Gobierno, el hasta ahora diputado nacional Alfredo Vallejos juraría como Ministro de Seguridad de la Provincia. Fue toda la comunicación oficial que partió desde la Casa Rosada local.

Sin embargo, el alejamiento de Duarte de un ministerio tan clave era una suerte de "secreto a voces". No fueron pocos los dirigentes políticos locales y nacionales, del riñón de Valdés y de la oposición, que expresaron que no comprendían cómo el Gobernador mantenía en su cargo a un funcionario que estuvo muy lejos de la altura necesaria en el marco de la investigación por la desaparición de Loan.

Valdés interpretó lo mismo, pero los tiempos políticos muchas veces no son los mismos que los sociales. Quizá esa podría ser la razón del retraso en la eyección de un ministro que no pudo dar las garantías de un trabajo eficiente. Seguramente el Gobernador habrá esperado que baje la espuma de la ola del tsunami que desató el caso Loan, una investigación que dejó en evidencia la escasa capacidad de resolución del ministerio de Seguridad y la pobrísima labor de un Jefe policial (que estaba a su cargo) quien hasta ahora no solo demostró su incapacidad, sino que resta aún saber si tiene algún grado de complicidad en la desaparición del niño.En julio de 2019, el hasta entonces fiscal Buenaventura Duarte había jurado como Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia, a propuesta del presidente de la Cámara de Diputados y líder de ELI, Pedro Cassani. Sin embargo, a poco de asumir en el cargo, Duarte "desconoció" a Cassani, a la fuerza política que lo respaldó y "se cortó solo", como dijeron numerosos dirigentes de "las hormiguitas".

Tras la reelección de Valdés en 2021, el Gobernador hizo un enrosque de piezas y llevó a Duarte a Seguridad y movió a Juan José López Desimoni (Partido Popular) a Justicia. Se esperaba mucho de Duarte en este cargo por su amplia experiencia en la esfera judicial.

Su aterrizaje en Seguridad fue de la mano de la implementación del nuevo Código Procesal Penal. Quien suscribe estas líneas es un detractor de la pésima ejecución de este sistema judicial que transformó las comisarías en puertas giratorias, en las que los delincuentes entran y salen muy rápidamente, y por el que los vecinos, víctimas de los malvivientes, ven que sus agresores recuperan la libertad en menos tiempo que les demanda hacer una denuncia.

Precisamente el hartazgo social hizo explosión en 2024. En lo que va del año, en Capital cuatro vecinos mataron a malhechores ya sea en el momento del delito o en forma posterior, lo que se conoce como "justicia por mano propia". Este cansancio se canalizó en el caso Loan. Y terminó con el despido de un ministro que no pudo encarrilar una problemática y no supo cómo responder ante el mayor desafío de su vida política.